La filosofía de Descartes aparece en la película de Amenábar
“Abre los ojos”. César el protagonista, un joven millonario y atractivo, no
sabía si era verdad o un sueño lo que le estaba pasando. César hace una fiesta
para celebrar su cumpleaños, pero se enamora de una amiga de Pelayo (su mejor
amigo), Sofía. En esa fiesta está Nuria, una amante de César, que motivada por
los celos provoca un accidente de coche en el que ella muere y la cara de César
queda totalmente desfigurada. A partir de ese momento su vida cambia por
completo.
Algo parecido le ocurrió a Descartes. Descartes dedicó gran
parte de su vida al estudio y a la investigación. Estudió en una de las mejores
universidades de la época, La Fléche, hasta los dieciséis años. Cuando salió no
se sintió satisfecho y empezó a cuestionarse todo lo que había estudiado y
quiso poner a prueba todos sus conocimientos.
A César no le bastó con abrir los
ojos para darse cuenta de cuál era la verdad. Algunas veces la verdad se oculta
y hay que traspasar el velo de las apariencias.
Descartes y César trataban de alcanzar la verdad. Muchos
filósofos coinciden en la misma pregunta. ¿Podemos alcanzar la verdad? Según
Descartes para alcanzar la verdad lo primero es dudar, dudar de todo y cuanto
nos rodea. La duda sería pues un medio para alcanzar la verdad.
Durante sus estudios, Descartes estudió matemáticas, pero
fue cuando conoce a Isaac Beeckman, que estaba intentando desarrollar una
teoría corpucularista basada en conceptos matemáticos, cuando aparece el gran
interés por las matemáticas y la física. Fue en una noche de noviembre cuando
Descartes cree tener una especie de descubrimiento que le orientará hacia la
verdad filosófica y cree que el método matemático puede ser generalizado y
puesto como modelo de toda investigación.
Descartes inicia una crítica de todo su saber fundamentada
en las siguientes razones:
-Los sentidos, muchos piensan que lo que captamos
por los sentidos es verdadero, pues lo podemos tocar, ver, oler… pero quizás
las cosas no sean como las olemos o las vemos. Se puede pensar que todo no es
así, que algo puede ser como lo oímos o vemos, pero esa pequeña duda hace que
ya no sea fiable.
-También hay que desconfiar de los sueños, lo que
veo ahí fuera no es verdad si supongo que es un sueño. Habría que dudar
entonces de la propia existencia del mundo físico.
-La última razón serviría para comprobar que
nuestras creencias son ciertas. Todo se puede poner en duda si pensamos que hay
un genio maligno que hace que nos equivoquemos.
De lo que Descartes nunca dudó es de que algo somos.
(Pienso, luego existo).